27 Oct La Terapia Racional Emotivo Conductual (TREC) según Dom Dimattia.
Esta modalidad de terapia viene siendo utilizada en nuestra Unidad desde hace tiempo como una herramienta de trabajo muy útil e interesante. Durante el confinamiento de mayo de 2020 pudimos seguir un curso on line impartido por Dom Dimattia (Albert Ellis Institute, New York City) uno de los discípulos de Albert Ellis (1913-2007) el gran impulsor de esta terapia en EE. UU.
¿Qué es lo que nos hace sufrir a los seres humanos? Sufrimos por algunos acontecimientos externos a nosotros que nos afectan y no controlamos, pero también sufrimos cuando interiormente ponemos en duda nuestra capacidad y nuestra valía (autoestima). La cuestión es que, si pudiéramos analizar fríamente ambos hechos y comparásemos las diferentes reacciones de las personas a los mismos, una de las conclusiones a las que llegaríamos es que el malestar también depende, y mucho, de la interpretación que cada uno hace de los acontecimientos. Ya lo decía el filósofo griego Epicteto (siglo I): “No nos perturban las cosas sino la interpretación que tenemos de ellas”.
Esa interpretación la construimos nosotros mismos y tiene mucho que ver con el contraste entre lo sucedido y lo que creemos que debería haber sucedido.
Este fenómeno es natural, pero lo que empieza a ser anómalo es llegar a creernos que eso que tendría que suceder es la única realidad posible y que, si no sucede, va a sucedernos una gran desgracia.
¿Cómo llega a producirse este fenómeno?
El ser humano es racional pero no siempre actúa racionalmente. Con frecuencia se mueve impulsado por unas creencias absolutistas y grandiosas, adquiridas o inventadas, sobre sí mismo, los otros y el mundo. Y, además, se suele apegar a ellas de forma rígida y dogmática.
Algunos ejemplos de ello sería pensar que uno debe ser amado y aceptado incondicionalmente, sin críticas ni fisuras, o que está destinado a tener siempre éxito, o que existen contrariedades que uno será incapaz de soportar.
Estas creencias conducen a la angustia, la frustración y la tristeza. Sin embargo, si somos realistas, hemos de aceptar que, en general, no siempre acertamos, no siempre somos dignos de amor y que suceden contratiempos, a veces importantes, que al final no podremos rehuir. Por todo ello lo más saludable es mentalizarnos y transformar nuestra actitud ante las adversidades.
Para ello es útil la TREC que nos permite:
- Detectar, tomar conciencia y definir los síntomas (perturbaciones emocionales) como la ira, ansiedad, la tristeza, el miedo y la culpa.
- Redefinirlos no poniendo el peso en la acción externa que nos agrede, como en aprender a diferenciar entre: sentir, interpretar y evaluar.
- Proporcionar elementos para enriquecer la filosofía de la vida de cada individuo.
- Adquirir una nueva estructura psicológica, más saludable (que permita no sufrir tanto) y funcional (que facilite la consecución de los objetivos personales de cada individuo).
¿Qué tal si empezamos a hacer algunos cambios? Por ejemplo:
- Hablar menos de “soy” y más de “estoy” (por ejemplo: no ¨soy” malo, sino que he “estado” equivocado).
- Aprender a quererse a uno mismo de forma incondicional y no solo por los éxitos o el reconocimiento de los demás.
- Ir sustituyendo esas creencias irracionales inamovibles por otras más racionales, flexibles y tolerantes:
- No es que deba ser amado y aceptado, sino que simplemente sería mejor, pero puedo aceptarme a mí mismo, aunque los demás no lo hagan.
- No es que deba tener éxito siempre, sino que es preferible hacer bien las cosas, aunque todos nos podemos equivocar.
- No es que en mi vida no existan problemas, pero puedo aceptarlos sin sentirme un desgraciado.
La TREC ayuda a ser consciente de la interacción entre pensamientos, emociones y comportamientos y aprender a modificarlos para pensar en positivo, sentirse mejor y actuar de forma más funcional.